lunes, 22 de enero de 2007

La ontología del Lenguaje un aporte a la mirada de la cultura escolar

La Ontología del Lenguaje un aporte a la mirada de la Cultura Escolar.


Introducción

En el artículo se presenta los principales fundamentos teóricos de la Ontología del Lenguaje del autor Rafael Echeverría, con el propósito de aportar una mirada distinta a la cultura organizacional y principalmente apuntar, a un cambio en este aspecto.

En una segunda parte, se desarrollan algunas dimensiones desarrolladas por el autor y que se han escogido, por su implicancia en la cultura organizacional, específicamente en la cultura escolar. Estos se refiere a los actos lingüísticos básicos, los juicios y las emociones y estados de ánimos, que son parte de la cultura al interior de las organizaciones y que son determinantes para su accionar. Además, desde ellos es posible realizar diseños para ir propiciando un cambio al interior de la organización.

En una segunda parte, se describe la cultura escolar predominante en las escuelas chilenas, realizando un paralelo con las escuelas efectivas, para finalizan con un comentario sobre el aporte que realiza este enfoque, al cambio de la cultura organizacional al interior de los establecimientos escolares.

Fundamentos teóricos de la Ontología del Lenguaje

El autor menciona que antes del nacimiento del alfabeto, los seres humanos vivían, en lo que denomina “lenguaje devenir”, en que lenguaje y acción estaban unidos. Se podría decir, que de modo natural, se reconocía que el hablar tenía el poder de que ciertas cosas sucedieran. Con el surgimiento del alfabeto, se separó al orador, lenguaje y acción. Esto permitió un desplazamiento de lenguaje de acción a un lenguaje de ideas, colocando el énfasis no en las acciones, sino en el “ser” de las cosas. Con esto, el lenguaje transita del devenir del pasado hacia una nueva forma “el lenguaje del ser”.

Desde esta transformación, se desarrolla todo el pensamiento racional, surge la filosofía y el pensamiento racional, que es la base del pensamiento occidental. El pensamiento racional se convirtió en el centro de la acción humana; por tanto, todo se podía conocer mediante la razón. En este sentido, el lenguaje era mínimo el papel que jugaba, se podría afirmar en esta lógica, que el ser, precedía al lenguaje.

La filosofía de Descartes y con el surgimiento del pensamiento cartesiano, enfatiza el supuesto que el pensamiento es la base para entender a los seres humanos. El pensamiento, postula Descartes, nos convierte en el tipo de ser que somos. Por eso, concluye con su clásica frase “yo pienso, luego existo”. Por consiguiente, la razón es lo nos hace humanos.

A pesar de la predominancia en el pensamiento cartesiano, empiezan a surgir otras concepciones filosóficas, como la de Friedrich Nietzche, que logra situarse fuera del marco metafísico y cuestiona fuertemente sus supuestos básicos. El segundo, es el aporte de la fenomenología existencial de Martín Hiedegger y su critica a los supuestos del cartesianismo. Y el tercero, es Ludwig Wittgenstein, que ofrece una comprensión del lenguaje nueva.

Este proceso de cambio, ha sido llamado “el giro lingüístico”, pues el lenguaje empieza a ocupar un lugar privilegiado. Aquí están los aportes de las ciencias biológicas desde Ernest Mayr, a principios de los setenta y los aportes de Humberto Maturana

También han contribuido a este cambio, los aportes de la psicología sistémica, la antropología, la sociología y la lingüística que reconocen la importancia del lenguaje en la comprensión de la vida humana.

La Ontología del Lenguaje, parte con Heidegger. Para este filósofo, la ontología se relaciona con su investigación acerca de lo que llamaba DASEIN, que se puede sintetizar como el “modo particular de ser como seres humanos”. En esta línea, la ontología hace referencia a nuestra comprensión genérica, nuestra interpretación de lo que significa ser humano; por tanto, lo ontológico, hace referencia a la interpretación de las dimensiones que constituyen y que los seres humanos comparten, en tanto seres humanos y que confieren una particular forma de ser.

Los postulados básicos de la ontología del lenguaje son los siguientes:

- Se Interpreta a los seres humanos como seres lingüísticos: El lenguaje es, lo que hace de los seres humanos el tipo particular de seres que son . El lenguaje es clave para comprender los fenómenos humanos. En esto, se reconocen los tres dominios del ser humano: dominio del cuerpo, el dominio de la emocionalidad y el dominio del lenguaje. Cada uno de estos dominios, son diferentes, pero establecen estrechas relaciones entre ellos; por ejemplo lo que se puede observar en el dominio emocional (emociones), se ve en el cuerpo (posturas) y en el lenguaje (lo que se dice o lo que se escucha). Estos tres dominios, deben estar en coherencia y la reconstrucción de los fenómenos propios de cada dominio se realiza a través de cualquiera de los otros dos. Y es a través del lenguaje, que se logra el acceso a los fenómenos no lingüísticos.

- Se interpreta el lenguaje como generativo: Este postulado cuestiona la concepción tradicional de lenguaje, ya que el lenguaje no sólo permite hablar sobre las cosas, por tanto asigna un papel pasivo a este. Más bien, este postulado reconoce que el lenguaje es generativo, así que el lenguaje crea realidades, no sólo las describe. El lenguaje, genera ser, ya que no sólo se habla de las cosas,
sino que altera el curso de los acontecimientos; por ejemplo, al decir “si”, “no” o “basta”, se interviene y cada uno de ellos, genera acciones diferentes.

El autor menciona en las infinitas oportunidades en las que una persona, un grupo, un país cambiaron la dirección y alteraron su historia; esto se reconoce que la historia no hubiera sido igual si se hubiera mantenido silencio.

Cuando se habla se modela el futuro, pero además modela la identidad y el mundo en que vivimos. Distintos mundos emergen, según el tipo de distinciones lingüísticas que aparezcan, las relaciones que se establecen y de acuerdo el tipo de juegos de lenguaje que operamos en el.

- Se interpreta que los seres humanos se crean a sí mismo en el lenguaje y a través de él: Si bien, el ser humano está sujeto a condiciones biológicas y naturales, históricas y sociales, los individuos nacen dotados de la posibilidad de participar activamente en el diseño de su propio ser. Es un espacio de posibilidad hacia su propia creación. Los individuos tienen la capacidad de crearse a sí mismo a través del lenguaje, por consiguiente ningún ser humano está determinado. En este sentido, se debe aclarar que la Ontología de lenguaje, su centro está en el ser humano y no en el lenguaje, que lo distingue de disciplina como la lingüística y la filosofía del lenguaje.

De los postulados anteriores se desprende los principios generales de la ontología del lenguaje:

No sabemos cómo las son.
Sólo sabemos cómo lo observamos,
o cómo las interpretamos.
Vivimos en mundos interpretativos.

Este principio implica abandonar toda pretensión de acceso a la verdad. La verdad es una determinada proposición lingüística, que le atribuye a ésta, dar cuenta de cómo son las cosas.

Maturana, afirma que una de las dificultades que presentan los seres humanos, es suponer que las percepciones corresponden a las entendidas de nuestro mundo exterior. La percepciones resultan de nuestra estructura biológica y no de los agentes que se encuentran en el exterior. Los seres humanos, no disponen de mecanismos biológicos que permitan tener percepciones que corresponde a cómo son las cosas. Los sentidos presentan una representación de las cosas como son, independiente del observador que las percibe.

La verdad, entonces, se puede definir, según Echeverría “juego lógico de coherencias internas dentro de un sistema dado”. Con esto, trabaja el “coaching ontológico”, que se refiere a la capacidad de observar lo que alguien dice, con el propósito, no sólo de conocer aquellos de lo cual se habla, sino de conocer (interpretar) el alma ( entendida como las forma particular de ser) de quien habla.

También se indica, que no toda interpretación es igual a otra, lo que permite discernir entre diferentes interpretaciones, es el juicio que se pueda efectuar sobre el poder de cada una ella. Para fundamentar lo anterior, se debe decir que el lenguaje no es inocente. Toda proposición, toda interpretación abre y cierra determinadas posibilidades en la vida, habilita o inhabilita distintos cursos de acción. A eso se refiere el autor, al poder de las distintas interpretaciones: a su capacidad de abrir o cerrar posibilidades de acción en la vida de los seres humanos. La capacidad de transformación del mundo, está asociado al poder de nuestra interpretaciones.

El segundo principio:

No sólo actuamos de acuerdo a cómo somos ( y lo que hacemos),
también somos de acuerdo a cómo actuamos.
La acción genera ser.
Uno deviene de acuerdo a lo que hace.

Este principio hace alusión al lenguaje como acción; y por tanto, es generador de realidad y de ser. Este ámbito permite entrar en el proceso de devenir y evita quedar atrapado en el supuesto metafísico de que el “ser es inmutable”. Se puede afirmar entonces, que el “ser” sólo es un momento en el proceso del devenir y sólo una cara de este mismo proceso. El coaching ontológico, permite realizar la “interpretación ontológica”, que permite a través de las acciones del ser humano comprender cómo son los seres humanos.

Lo anterior, permite realizar la “intervención ontológica”, al hacer posible que una persona actúe de un modo determinado, ya que permite moverse en direcciones distintas y dejar atrás antiguas formas de ser. Por consiguiente, “ la acción, no es sólo la manifestación de un determinado ser que se despliega en el mundo, es también la posibilidad de que ese mismo ser, trascienda a sí mismo y devenga en un ser diferente.” (Echeverría, 1998:47)

El Lenguaje Humano

El lenguaje nace de la interacción social entre los seres humanos, el lenguaje es un fenómeno social, no biológico. En la interacción de los diferentes seres humanos, antes de hablar de un proceso de individualización, en el que nos constituimos como personas, parece una precondición fundamental del lenguaje: la constitución de un dominio consensual. La consesualidad se entiende a los participantes de una interacción social comparten el mismo sistema de signos (gestos, sonidos, etc) que les permiten coordinar acciones comunes. El dominio consensual constituye la interacción “con otros” en un espacio social.

También se menciona que el lenguaje humano, se distingue por su capacidad recursiva. Esto quiere, decir que se puede hacer girar el lenguaje sobre sí mismo, se puede hablar de las distinciones lingüísticas, la forma en que se coordinan acciones. Esta capacidad recursiva, es la base de lo que se llama reflexión.

El autor afirma, que el ser humano, es un fenómeno lingüístico. La forma de darle sentido a la vida es lingüístico. Cuando se le pregunta a alguien quién es, esa persona relata quien es. La identidad está asociada directamente a nuestra capacidad de generar sentido a través de nuestros relatos, al modificarlo, se modifica la identidad.

Al considerar que el individuo es una construcción social, también a las cosas que conferimos sentido y cómo actuamos descansan tanto en la historia como en las prácticas vigentes de la comunidad que pertenece. Los individuos nos constituimos a través de los metarelatos, que el autor, le llama “discursos históricos”. Para conocer a un individuo debemos conocer sus discursos históricos ya que a partir de ellos se constituyen. Pero, el lenguaje va más allá de los relatos, ya que es una coordinación de acciones. Cada comunidad desarrolla sus propios modos de enfrentar la vida, de hacer las cosas. Esto se denomina “prácticas sociales”. El autor afirma que distintas cultura lingüística producen diferentes individuos, “los individuos se constituyen como tales a partir del lugar que ocupan dentro de sistemas lingüísticos más amplios”. (Echeverría, 1998: 50)

En este sentido es importante, reconocer el aporte del enfoque sistémico, en que menciona que el comportamiento del ser humano es modelado por la estructura del sistema al que pertenece el individuo y por la posición que ocupa en ese sistema. Si el sistema cambia, es esperable que el comportamiento cambie, y viceversa. Aquí se vuelve la capacidad recursiva del lenguaje se puede observar a sí mismo y al sistema que se pertenece. Se convierten “en observadores del observador que somos y podemos actuar según nuestras posibilidades de acción” (Echeverría, 1998:61). A partir de la reflexión se entablan conversaciones con los demás, interviniendo en el diseño de nuestro entorno social e individual. Esto es parte de la capacidad de liderazgo De aquí nace el tercer principio:

Los individuos actúan de acuerdo a los sistemas sociales a los que pertenecen. Pero a través de sus acciones, aun que condicionados por estos sistemas sociales, también pueden cambiar tales sistemas sociales.

En la relación entre el sistema social y el individuo, entre el todo y sus partes, que se produce la dinámica del devenir. El sistema social constituye al individuo, del mismo modo en que el individuo constituye al sistema social.

Para concluir, una de las mayores contribuciones de la ontología del lenguaje es la competencia que ofrece a las personas para inventar y regenerar un sentido en sus vidas. Pero también, muestra cómo se genera sentido a través del lenguaje: mediante la invención permanente de relatos y mediante la acción que permite la transformación de las personas y del mundo. La ontología del lenguaje permite hacerse plenamente responsable de la vida, permite elegir las acciones que nos llevarán a convertirnos en aquél ser que hemos escogido. Es un instrumento fundamental en el diseño del cambio en la vida personal y de las organizaciones.

A continuación se desarrollan tres aspectos básicos que son importante para comprender lo que pasa a nivel personal y de la cultura organizacional: se desarrollaran los actos lingüísticos, los juicios y el acto de escuchar.


Los actos lingüísticos básicos

El distinguir los actos lingüísticos básicos es clave, no sólo para ver cómo nos relacionamos con las otras personas a través del lenguaje, sino también visualizar las posibilidades de cambio que se pueden provocar al tener conciencias de ello y las implicancias para el cambio de la cultura organizacional.

- Afirmaciones: Se menciona que la palabra debe adecuarse al mundo y que por tanto, es el mundo que conduce a la palabra. Las afirmaciones son descripciones que se realizan dentro de un espacio de distinciones, condicionadas por características sociales e históricas determinadas.

Las afirmaciones es un compromiso social que guarda relación con la necesidad de establecer de manera efectiva que la palabra cumple con la exigencia de las observaciones que realiza sobre el estado del mundo. Por consiguiente, las afirmaciones son verdaderas o falsas.

- Declaraciones: La palabra modifica el mundo; por consiguiente, el mundo debe adecuarse a lo dicho. La acción de hacer una declaración genera una nueva realidad, son expresión clara del poder de la palabra. La realidad se transforma, siguiendo la voluntad de quién hable.

La autoridad es el poder que nosotros o la comunidad otorga a ciertas personas para hacer declaraciones válidas. Las declaraciones son válidas o invalidas.

La declaraciones afirmaciones fundamentales en la vida son:

- SI: Se refiere al compromiso asumido, se pone en juego el valor y el respeto a nuestra palabra.

- NO: Asienta una autonomía legítima. Compromete la dignidad de las personas, define nuestro ser en la vida.

- Ignorancia NO SE: Es el primer eslabón del aprendizaje. Es apertura al aprendizaje y se crea un espacio que permite expandir capacidades y posibilidades de acción en la vida, posibilitando un proceso de transformación personal.

- Gratitud: Es la celebración de la vida y reconocimiento que los demás hacen por nosotros.

- Perdón: Es asumir la responsabilidad de nuestras acciones.

- Amor: Participar en la construcción de una relación con el otro. Es la creación de un mundo compartido.

El autor, menciona que cada una de estas declaraciones, modifica la relación con las personas y el entorno.

Promesas

Las promesas permiten coordinar acciones con otros. Implica un compromiso mutuo. Para que exista una promesa debe existir un orador, oyente, la acción de llevarse a cabo y el tiempo.

Se distinguen dos procesos: hacer la promesa y el proceso de cumplirla, ambas son comunicativas. Se cierra el proceso cumpliéndola. Por tanto, se requiere dos personas una que hace la promesa y la otra que acepta. Este proceso consta de aceptar la promesa, pedir y aceptarla.

Cuando el proceso de hacer una promesa se realiza con una petición, se entiende que la acción pedida tiene que ser aceptada, será ejecutada por el oyente para satisfacer una inquietud del orador. Sin embargo, cuando el mismo proceso se realiza con una oferta, se entiende que la acción ofrecida, debe ser aceptada, compromete al orador y que ella, se hace cargo de una eventual inquietud del oyente.

Un problema habitual entre las personas, es que no saben hacer peticiones u ofertas; lo cual influye fuertemente en la cultura organizacional

Una promesa se cumple cuando se cumplen con las condiciones y cuando el oyente expresa su satisfacción. Cuando se hace una promesa, se comprometen dos dominios: sinceridad y competencia. La sinceridad, se entiende, como el juicio que se hace de las conversaciones y los compromisos contraídos por la persona que hizo la promesa, concuerdan con sus conversaciones y compromisos privados. En cambio, la competencia guarda relación con el juicio de que la persona que realizó la promesa está en condiciones de efectuarla efectivamente, de modo de proveer las condiciones de satisfacción acordadas. La desconfianza surge cuando quién promete carece de sinceridad y/ o competencia para cumplir la promesa.

Una de las principales diferencias de los actos lingüísticos, es que implican diferentes compromisos sociales. Estos son presupuestos que hacemos al escuchar lo que decimos y por los cuales, los oradores se hacen responsable. Cuando hablamos no somos inocentes. Siempre somos responsables de los compromisos sociales implícitos en nuestros actos lingüísticos.

Los actos lingüísticos son parte de la cultura organizacional, cada organización genera su propia forma de realizar afirmaciones, declaraciones y promesas. Este aspecto es posible de intervenir al interior de la cultura de una organización, tomando conciencia de cómo usamos el lenguaje.


Los juicios

El juicio es una declaración. Las declaraciones generan mundos nuevos. Los juicios son como veredictos y se crea una realidad nueva, una realidad que sólo existe en el lenguaje. Los juicios son un ejemplo de la capacidad generativa del lenguaje. El juicio vive en la persona que lo fórmula y debe existir una autoridad válida para realizarla

Hay juicios válidos o inválidos, que dependen de la autoridad de la persona para realizarla. Esta autoridad a veces es otorgada formalmente por la comunidad, pero también se otorga autoridad sin mediar una acto formal; por ejemplo, padre con el hijo.

Cuando se emite el juicio de una persona contribuyen a formar su identidad. Los juicios, son un componente importante de la identidad de las personas, y tiene un poder tal, que puede afectar la identidad de una persona o de las organizaciones.

Los juicios se realizan con observaciones realizadas en el pasado. También existen juicios fundados e infundados, y esto se relaciona con el pasado El fundamento del juicio está en la forma en que el pasado, es traído al presente cuando se emiten los juicios.

Los juicios permiten anticipar el futuro; si se diseña el futuro, se anticipan las consecuencias de nuestras acciones o de las otras personas; permite moverse en el futuro de una manera más efectiva. El aprendizaje existe cuando hay un cambio, y somos capaces de revisar los juicios de los demás y de nosotros mismos y permite modificar el comportamiento. Se puede afirmar, que los juicios conectan con el pasado, el presente y el futuro. La capacidad de revisar los juicios es fundamental para el diseño estratégico, con esto se refiere a una forma de pensar el futuro y de diseñar acciones. Los líderes tiene está capacidad.

Para fundar los juicios se requieren las siguientes condiciones básicas:

a. Si se emite un juicio por o para algo. El juicio abrirá o cerrará posibilidades.
b. Se coteja un conjunto de estándares de comportamiento para juzgar el desempeño de los individuos que permiten evaluar la efectividad de las acciones. Los juicios son históricos y cambian con el tiempo. Los estándares fueron producidos por la comunidad y/ o organización, corresponden a circunstancias históricas concretas.
c. Cuando se emite un juicio se realiza en un dominio particular de observación. Cuando se evalúan las conductas corresponde a dominios de acción. Para emitir un juicios se debe tener claro en qué dominio se está realizando.
d. Se logra fundar un juicio al proveer afirmaciones en relación a lo que estamos juzgando. Cuando disponemos de afirmaciones que nos permiten medir respecto de algún estándares en dominio particular de observación, puede generar un juicio.
e. La cantidad de afirmaciones que se requieren para fundar un juicio, no se garantiza que éste, se encuentre bien fundado. Por eso, se recomienda revisar los fundamentos de un juicio.

Esta metodología se puede aplicar al interior de la organización, para revisar el fundamento de los juicios que predominan al interior de ella. Es importante precisar, que cuando se emite un juicio, se revela una parte de quien realiza el juicio. De aquí surge la importancia de la ética.

Los juicios proporcionan a los seres humanos no sólo parámetros básicos a través de los cuales transcurrirá la existencia, ellos brindan la dirección desde el cual el individuo se transforma a sí mismo y se introducen en el futuro.

La virtudes de los juicios que dentro de una comunidad permite asegurar la convivencia.

Los juicios espontáneos poseen la condición de inautencidad, en la cultura de algunas organizaciones estos son los juicios que predominan.

Los juicios verdadero o falso, relevante o irrelevante, válido o no válido, consistente o inconsistente, fundado o infundado, competente o incompetente; sientan las bases para la convivencia, que es el juicio de confianza. El dominio de confiabilidad y el dominio del respeto, permite un juicio de aceptación del otro como ser diferente y autónomo en su capacidad de actuar. Esto permite concluir, que se sustenta en una determinada ética de convivencia basada en el respeto mutuo. Como lo señala Maturana, son “sólo una precondición del propio lenguaje, sino de toda convivencia social”.

Los juicios están presente dentro de la interacción de las personas y son parte de la cultura organizacional. Revisar los juicios presentes dentro de una organización, permite acceder a la posibilidad de cambio.

Estados de ánimos y emociones

Las tres dimensiones anteriormente mencionadas cuerpo, emoción y lenguaje están estrechamente interrelacionadas y sí existe coherencias entre ellas, se puede acceder a uno, a través de los demás.

La emocionalidad ha sido un tema que siempre se ha negado en los seres humanos, por tendencia del pensamiento racional cartesiano, se menciona que el ser humano es un ser esencialmente racional; sin embargo, desde el coaching ontológico las emociones son determinantes para la acción humana. A través de las posturas físicas, la emocionalidad y lenguaje se corresponden, se puede acceder a cada uno a través de los demás.

Se realiza la distinción entre emoción y estados de ánimo. La emoción aparece cada vez que se interrumpe el fluir de la vida, lo que se denomina quiebres que implica un cambio en nuestro espacio de posibilidades. La emoción, es un cambio en el espacio de posibilidades, ya que se puede identificar los acontecimientos particulares que la generaron, si el acontecimiento desaparece, habitualmente la emoción desaparece; por eso se menciona que las emociones son específicas y reactivas. En cambio, los estados de ánimo son una distinción diferente, se refiere a la emocionalidad que no se remite a condiciones específicas y que, normalmente no se pueden relacionar con acontecimientos determinados. Los estados de ánimo están en el trasfondo de nuestro actuar, se asocian a un horizonte de posibilidades y acciones, y finalmente, condicionan las acciones.

Los estados de ánimos son constitutivos de la existencia humana, no se puede concebir la existencia humana sin aceptar que estamos, inevitablemente, en algún estado de ánimo.

La emoción puede transformarse en un estado de ánimo. También se menciona que las ciudades, climas, períodos históricos, y edades provocan estados de ánimos diferentes en las personas.

Un estado de ánimo define las acciones posibles. Maturana, sostiene “que las emociones y los estados de ánimo son predisposiciones para la acción”. La desconfianza cierra posibilidades de coordinación con otros y desde el entusiasmo, se abren posibilidades distintas.

Desde esta mirada los estados de ánimo, no sólo condicionan las acciones posibles o no posibles de realizar, sino también condicionan la forma en que se efectuarán esas acciones. Los estados de ánimos determinan el desempeño de las personas. Si se realizará el trabajo de identificar el estado de ánimo de una persona, se podría dilucidar, si va poder o no cumplir con la tarea encomendada. Incluso tener conciencia y asegurar que el estado de ánimo es el adecuado para desarrollar una conversación, ya que determinará, no sólo la conversación, sino también a la persona que escucha.

En el dominio del cuerpo, se puede distinguir, la corporalidad biológica determina el comportamiento de nuestro cuerpo por factores hormonales y genéticos y hay una estrecha relación con los estados de ánimo; si cambia al interior de nuestro cuerpo va afectar el estado de ánimo y el estado de ánimo puede afectar la salud del cuerpo. Pero también existe, la corporalidad, entendida como el comportamiento físico de un individuo, la forma en que esta unidad se sitúa físicamente en su entorno y las relaciones físicas que se establece con las entidades que constituyen ese entorno. La corporalidad se puede observar a través de postura, los gestos y la forma que se mueve el cuerpo.

La conexión entre las posturas corporales y la vida emocional es tan fuerte, que se puede observar el estado de ánimo de una persona, sólo observando su cuerpo. El estado de ánimo se puede observar en la postura física, cambiando nuestra postura, se puede cambiar el estado de ánimo. La postura delata una forma particular de ser, la forma en que nos ubicamos en el mundo. Para el cambio de posición en la vida, implica un cambio en la postura corporal.

El estado de ánimo determina conversaciones. Cada conversación tiene su propio estado de ánimo, se provocan cosas distintas hablando las mismas cosas desde diferentes estados de ánimo. El biólogo, Humberto Maturana, sostiene que las conversaciones no son sólo un fenómeno lingüístico, una conversación es siempre la combinación de dos factores básicos: lenguaje y emociones; por tanto los estado de ánimo pueden ser presentados y reconstruidos en términos lingüísticos.

Así como se habla de estado de ánimo individuales, están también presente en contextos sociales, como una clase, un colegio, empresas, etc. El estado de ánimo es decisivo en las organizaciones para determinar lo que van ser capaz de lograr, y cómo van reaccionar a los cambios del entorno.

Los estados de ánimo son un componente fundamental de nuestro modo de vida y de la calidad de vida, de ahí su importancia para las organizaciones, no sólo para las relaciones humanas, así como para su eficiencia.

La gente se hace responsable de los estados de ánimo y se da cuenta que hay acciones que pueden cambiarlo. Desde el estado de ánimo, es un dominio en el cual se puede propiciar un diseño para el cambio. Aquí cobra un papel importante las conversaciones, ya que pueden trasformar los estados de ánimo personales y de las organizaciones.

La cultura escolar en nuestra escuelas

El concepto de cultura es aplicable al contexto escolar, ya que son organizaciones que tienen su identidad propia. Por consiguiente, la cultura escolar, se puede definir como el conjunto de conocimientos, estados anímicos y el nivel de desarrollo alcanzado por la comunidad educativa. La cultura escolar se hace visible en las rutinas, costumbres, normas, estilo educativo, creencias, juicios, actitudes, valores, símbolos, relaciones, discursos y metas. Si bien, hay aspectos que son estables, por las características de los miembros de la organización, por los cambios que se producen en su entorno, también es dinámica. Este conjunto de significados y comportamientos condicionan claramente el tipo de vida que se desarrolla al interior de la escuela y refuerza la vigencia de valores, expectativas y creencias ligadas a la vida social de los grupos que constituyen la institución escolar (Pérez, 2000)

Si bien hay elementos, que son comunes a las centros educativos, hay que reconocer que cada comunidad educativa posee su propia cultura escolar y depende de las personas que constituyen esa organización. Es importante mencionar que la cultura escolar proporciona identidad a los miembros de la escuela

En Chile, la cultura escolar históricamente, se ha caracterizado por ser autoritario, rígido, donde la autoridad es un valor que deben ejercer los docentes, para generar y mantener el respeto de los alumnos, en el cual se va legitimando una forma de relación basada en el uso del poder, y en la manipulación afectiva.

Si se observa los establecimientos que trabajan en contextos de pobrezas, se pueden encontrar juicios aceptados por la organización respecto a los niños: “son pobres que más van a dar”, no “pueden dar más”, “el niños es inculto y debe venir a la escuela” etc. La rotulación de ciertos niños, realizada por él que tiene el poder de las relaciones y afecta la imagen de los niño. Estos juicios determinan sus posibilidades futuras y marcan a los niños en su identidad. Así un niño rotulado como “flojo empieza a tener una imagen de sí mismo como alumno flojo, comportarse como alumno flojo, de este modo el profesor y el resto de los alumnos confirma que es un flojo” (López y Assaél, 1984:309). La descalificación finalmente, incide en su autoimagen. Es aquí donde constata la fuerza que pueden tener los juicios, sobre todo en la formación de niños y jóvenes.

Otro de los juicios presentes dentro de las organizaciones escolares, es sentir la participación de apoderados y alumnos como una amenaza al poder del director o el docente, se afirma “los apoderados son conflictivos”.

La relación profesor – alumno, predomina el acatamiento de toda imposición venida de la autoridad que se manifiesta a través de la obediencia, el cumplimiento del deber y el temor. La relación del docente alumno es una relación superioridad o inferioridad, refiriéndonos a las palabras de Paulo Freire, predomina una concepción “bancaria de la educación”

El poder sigue vinculado a las formas tradicionales de autoridad, aunque existen mecanismos formales de participación, los adultos definen las formas de participación. Según algunos autores, la escuela es adultocentrica (Duarte, 2003) , este concepto se refiere a un sistema que reprime, descree e inferioza el aporte de los niños y jóvenes.

Los estados de ánimo que predominan en las escuelas en contextos de pobreza es basado en la resignación, que define las acciones que desarrolla las organización escolar, principalmente de los docentes; resignación por el contexto de pobreza que trabajan, por las condiciones laborales; que finalmente, los actores principales, -los docentes y directores-, ven las causas de sus malos resultados fuera del sistema y no asumiendo la responsabilidad de su gestión. La organización escolar sucumbe como un todo y se dedica administrar finalmente, la “profecía autocumplida”. Además, no hay que olvidar que nuestro sistema escolar es altamente segmentado, los quinteles más pobres asisten a establecimientos municipales y los quinteles más ricos asisten sólo a establecimientos particulares pagados.

López y Assél (1984), mencionan que este tipo de cultura que predomina en las escuelas, principalmente que funcionan en sectores carenciados, es una cultura escolar del fracaso, que marcará y no permitirá formar las competencias en ese niño y/o joven para que pueda salir de su situación de pobreza, no sólo material, sino también cultural.

Según Raczynski y Muñoz (2005:39), en su estudio de las escuelas efectivas, definieron como variable a observar el capital simbólico que contempla variables como “el clima escolar (relaciones interpersonales), el compromiso y rigor con que se realizan las actividades y se constituye la identidad de la escuela. Opera en el plano subjetivo (actitudes, percepciones, juicios, imágenes y valoraciones) y se expresa en actividades, conductas y símbolos”. Por tanto, el capital simbólico, es la cultura que predomina al interior de los establecimientos.

Este aspecto ha sido definido como uno de los elementos que facilitan o obstaculizan que una escuela pueda avanzar o no hacia a la efectividad.

La escuela eficaz debe ser entendida como aquella organización “promueve de forma duradera el desarrollo integral de todos y cada uno de sus alumnos más allá de lo que sería previsible teniendo en cuenta su rendimiento inicial y su situación social, cultural y económica” (Murillo, 2003:54). Para ser eficaz, la escuela debe favorecer el desarrollo de todos y cada uno de sus alumnos, a pesar de sus condiciones de origen socio-económico.

Las escuelas efectivas existe una cultura escolar que contribuye al logro de buenos resultados. Esta cultura tiene estos ejes principales: un fuerte "capital simbólico", "sentido identitario", y "ética del trabajo".
Son escuelas que “creen” que pueden lograr realizar un buen trabajo con sus alumnos. La motivación que domina es hacer las cosas bien. Esta motivación tiene directa relación con un fuerte sentido identitario. Prácticamente todas tienen algo que las distingue y los equipos reconocen que eso es un factor relevante para explicar el compromiso que todos sienten con la escuela.
La identidad que caracteriza a estas escuelas se ha construido en la mayoría de los casos sobre la base de “experiencias” comunes más que de “contenidos” o ideas compartidas que guíen su accionar. Hay un tercer elemento que las distingue; que son las aspiraciones compartidas. Además, existe un alto nivel de expectativas, con respecto al trabajo que la misma escuela puede realizar y sobre todo en cuanto a los resultados que los niños pueden obtener en el futuro. “mis niños van a llegar lejos” es una frase recurrente en el discurso de la mayoría de los profesores y este discurso logra llegar hasta los alumnos y sus familias.

El trabajo en estas escuelas, tiene un fuerte sentido de la responsabilidad y de excelencia docente. Son escuelas en donde el rigor, la responsabilidad y el profesionalismo de los docentes y directivos son pilares fundamentales. Esta es una convicción que está presente en las misiones de cada una de estas escuelas. Pero también, trasciende el puro discurso y se traduce en acciones concretas. El concepto de “camiseta puesta” adquiere una relevancia en las escuelas efectivas.
Por consiguiente, a partir de estos elementos se pueden identificar los elementos que identifican una cultura escolar positiva, que se refiere, al sentido común, de una motivación compartida, entregar una educación de calidad, la identidad muy marcada, el clima organizacional que facilita el trabajo. Estos aspectos son el capital simbólico que debe ser mantenido.
Otro aspecto importante, son que los docentes tienen confianza en “que sus alumnos pueden superar sus limitaciones y siente que ellos pueden hacer una diferencia” (Raczynski Muñoz, 2005:55). Los docentes también, transmiten a los niños expectativas de futuro.
Las escuelas efectivas son un grupo de escuelas que trabajan en contexto de vulnerabilidad social y que se escapan por sus buenos resultados, de la mayoría de las establecimientos de su mismo nivel socioeconómico, situación que se visualiza en los resultados académicos (altos puntajes SIMCE). Incluso, si bien en Chile, hay mediciones internacionales (PISA TIMMS), que mencionan que estamos bajo el promedio de logro, y que los alumnos de más altos ingresos son los que alcanzan los mejores resultados, también hay alumnos de establecimientos pobres que alcanzan resultados altos o similares a los alumnos de nivel socioeconómico bajo.


Cómo intervenir en el cambio de la cultura escolar desde la ontolología del lenguaje.

La ontología del lenguaje permite realizar una intervención real en la cultura de una organización, y específicamente en la cultura escolar. A partir de aspectos que son constitutivas de la cultura, como son los actos lingüísticos básicos, que tienen que ver básicamente con la forma en que nos comunicamos; los juicios al interior de una organización, y que como se describió anteriormente, pueden ser determinantes en marcar la vida futura de un niño y que está, directamente relacionado con los valores presentes en la organización. Finalmente, los estados de ánimos presente en las organizaciones, puede también marcar una diferencia. A partir de estos tres elementos se puede tomar conciencia de la necesidad de cambio al interior de la cultura escolar y pasar de una cultura del fracaso a una cultura escolar positiva

El autor presenta una metodología, fundamentada teóricamente para diseñar cambios en la cultura organizacional en los centros educativos, para ir abriendo posibilidades a los alumnos, principalmente en contextos de pobreza y generar los cambios en la cultura escolar dominante. No hay que olvidar que la cultura fue un elemento identificado en las investigaciones de escuelas efectivas, que permite establecer una diferencia en que una escuela pueda avanzar o no en mejorar sus resultados.

Sin duda, existen muchos enfoques para abordar la cultura organizacional y específicamente el cambio, en el artículo se presenta una propuesta que requiere tomar conciencia de la cultura que predomina en una organización y en que en mi opinión, ese proceso debe ser conducido por un externo.

Bibliografía

Echeverría, Rafael. Ontología del Lenguaje. En Capítulos I: Bases Ontológicas del lenguaje 19 – 46, Capítulo III Actos Lingüísticos Básico 69 –102, Capítulo IV De los juicios, 107 –137. Dolmen Ediciones, 1998, Santiago de Chile.

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